Chapter Text
(Varian Pov)
... Así que de nuevo este sueño. Lo he tenido tantas veces que solo se me es difícil no adivinar todo lo que va a suceder de antemano, como cuando lees un libro tantas veces que te sabes incluso en que pagina esta cada palabra en especifico (lo sé gracias a que eso me pasa con los libros de Flynn Rider). Se lo que va a pasar, y se que va a ser una pesadilla, pero... es un sueño que, a pesar de todo, no me canso de repetir una y otra vez.
Se que no es la realidad, debido a que tengo un cuerpo pequeño. Con este cuerpo hay muchas cosas que no puedo hacer, ya que mis brazos son cortos, así como mis piernas, ya que apenas si llego a la rodilla de cualquier adulto. Era un niño pequeño, apenas estaba aprendiendo a dar mis primeros pasos, pero quería caminar, de verdad anhelaba pararme con mis propios pies y avanzar... porque él me estaba esperando solo unos pasos adelante con los brazos abiertos.
Quirin: Vamos Varian, eso es, un paso después del otro. Así, ven mi pequeño, aquí, conmigo -me dijo haciendo ceñas para que me acercara, lo cual trate de hacer, no sin antes casi caerme un par de veces por perder el equilibrio- eso es Varian, ven con papá.
¿Ven con papá? Se que no es verdad, ahora se que no es cierto... pero por mucho que no desee hacerlo, me es imposible no verte como mi padre. Tu fuiste todo lo que tuve, todo lo que conocí. A pesar de todo, fuera real o no, ya fuera que de verdad me quisieras o no, solo no podía ser exigente, porque tu y mamá Ulla eran todo lo que tenía. Por eso es por lo que ahora, que logre llegar a ti, y me tienes en tus brazos, abrazándome de esta forma que me calienta el pecho y el corazón... no puedo evitar el ser feliz.
Quirin: Sabía que podías hacerlo, eres un guerrero, que nadie te diga nunca lo contrario. Mi pequeño -dijo antes de besarme con afecto en la frente.
Pero como todo lo que sube tiene que bajar, o en este caso, no todo lo bueno dura para siempre, tocaba el momento en que la pesadilla daba comienzo.
Ya no era un niño, al menos, no uno pequeño. De nuevo era mi yo de hace un año, trabajando en mi laboratorio. La misma ropa, las mismas gafas protectoras, los mismos guantes, el mismo equipo de trabajo. Además, de nuevo estaba sintiendo el cansancio, ya que esa vez había pasado al menos dos días sin dormir pasando combinaciones de diferentes compuestos alquímicos que fueran corrosivos... tal vez esta fuera la buena, tal vez se lograría hacerlo al fin... era lo que pensaba.
Varian: ¡Ja! ¡Funciono! -dije luego de que el compuesto solo me estallara un poco en la cara- también funcionara en ti... papá -dije antes de hacer la prueba, y verter el compuesto en la prisión dorada de ámbar.
Vi todo con impaciencia, como las gotas del líquido caían sobre el ámbar, solo para que no le hicieran efecto alguno. El mismo compuesto que hacía un momento derritió parte de mi bota y el piso de madera, aparte de algunas laminas de acero y hierro que tenía para prueba y error, eran inútiles ante la monstruosidad que yo mismo cree.
Varian: Oh vamos... -dije mientras me quitaba las gafas protectoras, no pudiendo evitar limpiar mis ojos humedecidos con nada más que lágrimas de decepción y frustración.
Y fue cuando paso, el ámbar absorbió mi compuesto, este comenzó a abrirse paso por toda la estructura dorada, como el agua una vez se rompe la presa... y del mismo modo, al final, el ámbar comenzó a expulsar luz por todos lados, para luego... explotar en mil pedazos, dejando nada más que vapor restante de la explosión. Y allí parado, en medio de los restos de lo que fue su prisión, se hallaba él, sin poder creer que era libre... y yo tampoco lo creía.
Quirin: El ámbar... yo no sé... -dijo con incredulidad antes de verme y de inmediato abrirme los brazos- Varian.
Se que no lo eres, se que nunca lo fuiste... he incluso si tengo miedo de saber si algo fue o no real... eso no cambiara una cosa. Que siempre serás mi papá.
Varian: ¡Papá! -dije antes de abrazarlo y de que comenzara a darme vueltas como cuando era pequeño.
Al fin, luego de tanto dolor, después de tanto sacrificio, finalmente estaba pasando, el momento que tanto espere, por el que tanto luche estaba pasando, yo...
Quirin: Varian... ¿Qué es lo que hiciste? Esto... esto es... -dijo antes de que me soltara luego de tensarse y mostrar una cara de puro horror.
Porque justo en frente de nosotros, se hallaba un camino hecho de rocas negras y autómatas que escurrían sangre de sus hendiduras. Dicho sendero llevaba al salón del trono de Corona. Y justo al final del camino, se encontraban los tronos del rey y la reina... mis padres, destrozados. Solo para que todo empeorara cuando, detrás de los restos de estos últimos, apareciera un nuevo ámbar, uno que tenía dentro a mis padres, junto a mi hermana, todos abrazados... teniendo miedo del monstruo que los encerró allí por odio y rencor.
Uno igual a mi en todo... porque era yo.
Varian del sueño: ¨Esto¨ es lo que había que hacer... para que estuvieras orgulloso de mí -dijo antes de que las rocas negras emergieran, y lo engulleran todo.
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Desperté abruptamente, como lo he estado haciendo cada vez que tengo ese maldito sueño. Al principio lo tenía cada noche, sin falta, y siempre es igual de aterrador y culposo. Estas últimas semanas se ha estado presentando con mucha menos frecuencia para mi alivio, pero tampoco era que desapareciera por completo... y lo que es peor, era incluso más doloroso que antes.
¿De verdad fui tan estúpido? ¿Quién en su sano juicio estaría orgulloso de mí después de todo lo que hice? Por eso los reyes... diablos, se me hace tan difícil llamarlos como lo que en verdad son... pero creo que estamos igual, a mi me cuesta llamarlos papá y mamá... y ellos no deben tolerar ni verme. Se que tenían que irse, que Rapunzel los necesita, pero... aún así duele... no sentirse querido. Aunque creo que yo mismo me lo busque.
Supongo que ahora toca tratar de dormir. O lo haría, de no ser porque estaba atado de piernas y manos, además de amordazado, sin posibilidad alguna de moverme libremente... ¡¿Qué está pasando aquí?! ¡¿Acaso me secuestraron de nuevo?! ¡¿Los Stabbington se escaparon de su celda?! ¡¿Cómo es que...?! ... No, esta oscuro, pero gracias a la luz de la luna, veo que sigo en mi habitación, en la torre del castillo.
Y por lo que parece, ni Ruddiger ni Pascal están cerca, deben haberse ido por su cuenta a explorar, esos dos están intentando hacerse más cercanos para así poder estar para mí sin competir por quien es mi favorito. Me alegro... al menos ellos no fueron atrapados por quien sea que me capturo. Pero ¿Quién lo hizo?
Fue entonces cuando hablaron. Esperen, esas voces, reconozco esas voces. Las escuche hoy mismo, dos sonidos que denotaban juventud y hasta algo de infantilismo. Eran ellas, las niñas que trajeron Cassandra, Lance y Hugo. Las que según me contaron, son amigas de Eugene y Rapunzel. Enfado y Roja ¿Qué están haciendo?
Kiera: Bien, lo tenemos, no pensé que fuera tan fácil.
Catalina: Debemos hacerlo rápido. Es verdad que los guardias no pasaran por aquí en sus rondas hasta en un buen rato, pero nunca se sabe...
Kiera: Es cierto... además, si fallamos, es muy seguro que le dirá a alguien de esto -dijo antes de que, de repente, el aire se volviera más frio- ... ya, hay que matarlo.
Catalina: Vale, hagámoslo.
... ¿Qué?
¡No me importa que sucede, pero ni loco voy a dejar que esto este pasando! ¡¿Qué hice para merecer que otros me quieran matar?! .... Okey, mala pregunta ¡pero nunca les hice nada a estas dos, al menos no que recuerde!
De cualquier modo, parece que ambas se percataron de que estaba despierto luego de que me vieran empezar a retorcerme y tratar de quitarme el trapo de la boca. Cosa que, al parecer, del mismo modo que yo me altere por despertar de este modo, ellas también estaban empezando a entrar en pánico.
Kiera: ¡Mierda, se despertó! ¿No agregamos suficiente somnífero a su comida?
Catalina: ¡Tonto, guarda silencio! -dijo con miedo mientras intercalaba su mirada entre mi persona y la puerta.
Kiera: ¡Roja, mátalo de una vez! ¡Tu tienes la daga, que sean rebanadas delgadas! -dijo tanto para mi horror como para el desconcierto de la otra niña.
Catalina: ¿Qué estás diciendo? ¡Hazlo tú!
Kiera: ¡Yo jamás he matado a alguien! ¡No se como se hace!
Catalina: ¡Yo tampoco! ¡No se como hacerlo!
Je... no se que clase de milagro es este, o que pensaban estas dos, pero tal parece que no estaban preparadas para lo que venían a hacer, para mi alivio. Y no solo por el hecho de que esta podía ser una oportunidad para poder vivir otro día, sino también porque en cierto sentido... no las conozco, pero me alivia saber que, aún con la intención de venir a matarme, no se han manchado las manos aún... ningún niño debía de tener las manos bañadas en sangre, al menos eso pienso yo.
Fue entonces que intente hablar con ellas, solo para que se escucharan sonidos incomprensibles por culpa de la mordaza. Pero de igual modo logrando que ambas pararan su discusión para pasar a verme con seriedad ¿no estaban alteradas hace nada? ¿Cómo es que podían estar tan tranquilas ahora?
Kiera: Se lo que preguntas. Y claro que queremos matarte, duh -exclamo como si fuera una obviedad antes de tomar la daga de la otra niña- olvídalo, Roja, no tenemos tiempo para esto ¡Si alargamos esto alguien vendrá, y se pondrán de su lado! ¡debemos hacerlo ya! ¡Solo la clavare en el corazón y eso es todo! -dijo antes de, sin pensarlo dos veces, clavar la daga.
Solo que esta se clavo contra el colchón ya que yo, en un intento desesperado, me moví para evitar que me apuñalaran, de paso callándome de la cama. Pero viendo el lado bueno, esa caída fue suficiente para que la mordaza se cayera de mi boca.
Kiera: Rayos, falle... bueno, probemos dos de tres -declaro antes de caminar hacia mí con la intención de no fallar esta vez.
Varian: ¡¿Pero por qué?! ¡Yo nunca les he hecho nada! ¡Ni siquiera las conozco! -dije logrando que se detuviera- ¡¿Por qué quieren matarme?! ¡¿Qué fue lo que les hice?! -pregunté solo para ver como me estaba dando una mirada llena de dureza.
Kiera: Nada, a nosotras no nos has hecho nada... pero heriste a Rapunzel, con eso basta...
... Ya veo ¿Por qué no me sorprende nada?
Varian: ... Ya veo... saben que tal vez ella se sienta mal cuando se entero de esto ¿no? Ustedes son importantes para ella... y yo, bueno, soy...
Kiera: No te atrevas a decirlo. No tienes derecho luego de todo lo que hiciste... si, todos dicen que eres su hermano. Su hermano que trato de matarla -declaro a la vez que yo no pude evitar sentir un nudo en el estómago- dinos algo que no sepamos.
Varian: ... Recientemente se ha descubierto que el estomago tiene una capa mucosa que evita que se digiera a si mismo -dije por inercia debido a que prácticamente tenía el cerebro desconectado del sentido común ahora mismo, causando las muecas de ambas chicas.
Kiera: Dije algo que no sepamos... algo menos perturbador -menciono cruzada de brazos con el ceño fruncido- tal vez debería cortarte la lengua, lo cierto es que escuchar tu voz me da dolor de cabeza... no tienes amigos ¿verdad? Digo, más allá de la servidumbre del castillo, a quienes seguramente les lavaste la cabeza o borraste la memoria como paso con los reyes -dijo sin percatarse de cuanto me lastimaron esas palabras en realidad.
Así que por eso hacen esto. Querían tomar venganza en nombre de Rapunzel, al no estar ella aquí, y conmigo en la posición en la que estoy, debieron pensar que todo esto era sola otra de mis tretas y por eso, decidieron tomar cartas en el asunto. Que personas que no sean tu familia se arriesguen tanto solo para buscar que esa amistad se sienta bien consigo misma, al menos a lo que ellos creen... ¿así es tener amigos?
Yo... en realidad nunca tuve amigos ¿no es verdad? Siempre estuve solo, hasta Quirin era más, bueno, padre, oh bueno, guardián que amigo. Mis ¨amistades¨ con mi hermana y sus amigos... creo que en realidad nunca lo fueron ¿no es así? Supongo que entiendo porque a Eugene y Cassandra les tomo tanto tiempo volver a hablarme, ósea, solo soy un desconocido para ellos en realidad... Yong esta conmigo porque se lo ordenan, y Hugo... ese sigue siendo un enigma para mí.
Pero en realidad, nunca tuve un amigo en verdad. No puedo evitar tener envidia de ti, hermana. No es justo... y aquí voy de nuevo, odiando a la persona que literalmente es la representación de todo lo bueno e inocente en el mundo, por algo que no fue su culpa. Maldición.
Catalina: Enfado... -escuche decir a la de cabello rojo, llamando la atención de la otra.
Kiera: ¿Qué pasa, Roja?
Catalina: ... Esta llorando... -dijo a la vez que yo me percate que, en efecto, lagrimas estaban cayendo de mis ojos.
De hecho, creo que desde que paso lo de Quirin, no he hecho otra cosa que llorar. He buscado fingir ser ¨el chico malo¨, hacerme el fuerte, buscar aparentar que todo está bien, incluso he estado tratando de fortalecerme. Pero al final del día, sigo siendo ese niño llorón y cobarde que no puede hacer nada más que auto compadecerse, soy tan patético.
Kiera: Es verdad... en serio esta llorando -se percato antes de bufar- ¿no me digas que esperas que caigamos con las lagrimas de cocodrilo? ¡Ese es el truco más viejo del libro de los niños de la calle! -dijo a punto de clavar la daga de nuevo.
Solo para detenerse cuando alguien se interpuso entre ella y yo, siendo nadie más que la propia ¨Roja¨, quien no parecía tener intención alguna de moverse. Desconcertando a la otra niña que solo le vio con perplejidad antes de pedirle que se moviera, cosa que la niña pelirroja no tenía intención alguna de hacer.
¿Ahora que estaba pasando?
Kiera: Muy bien, Roja ¿Qué mosco te pico? -pregunto antes de que la chica solo la tomara de la mano y la llevara a una esquina de mi cuarto para luego comenzar a susurrar en su oreja- ajá, si, ajá... oh... ¡¿Es una broma?! -pregunto indignada una vez la otra niña termino de decir lo que quería.
Catalina: Solo piénsalo, Enfado -dijo antes de interponerse entre ella y yo nuevamente- si realmente les lavo el cerebro a los del castillo ¿Por qué no hacerlo con todo el reino?
... Esperen, acaso... ¿me estaba defendiendo?
Kiera: No lo sé ¿Por qué le faltaron de sus cosas alquímicas raras? -pregunto cruzada de brazos- vamos Roja ¡él puede ser la razón detrás del hombre lobo! ¿Y si es un monstruo hecho por él como el famoso mapache monstruo del que todos hablan?
Catalina: Él dejo en claro que no creía que el hombro lobo existiera, tu también lo escuchaste.
Kiera: Claro ¿Qué criminal quiere que descubran su fachada?
Catalina: O de verdad no creía que fuera un hombre lobo -declaro mientras seguía defendiéndome, exasperando cada vez más a su amiga.
Kiera: Solo no te entiendo, Roja. Por lo general no eres tan insistente, es más, de hecho, es raro cuando me contradices así. Ya teníamos claro a que veníamos, y ahora esto. Todo por él... ¡ese chico hirió a Rapunzel, la persona más buena y dulce del mundo, la primera que nos dio cariño genuino aparte de Lance y Eugene! -dijo enfadada- ¿Por qué te empeñas en defenderlo? -pregunto en lo que ella solo bajo la mirada.
Catalina: ... ¿De verdad no lo notas? Él... es igual a nosotras -dijo haciendo que tanto Enfado como yo arqueáramos una ceja, ya para este momento mis lagrimas se detuvieron hacia rato- sus ojos son iguales a los míos, y a los tuyos... antes de conocernos.
Bueno, parece que tanto la así llamada Enfado estaba tan sorprendida como yo por esa respuesta ¿de que habla?
Kiera: ... ¿De que estás hablando?
Catalina: Es alguien a quien el mundo hizo a un lado -dijo antes de verme de reojo, con empatía- aún sabiendo que sufría, o que tenía miedo por su vida, a nadie le pareció importar. No mientras los demás fueran felices -dijo dándome una pequeña sonrisa antes de encarar a la otra niña- dime... ¿no te suena familiar?
¿Familiar?
Catalina: No te recuerda a dos niñas pequeñas, sin padres ni ningún otro adulto que velara por ellas. Que han tenido que vivir escondiéndose, robando y pasando hambre sin que a nadie le importara su bienestar antes de que una princesa, su novio y su amigo medio tonto se preocuparan genuinamente por ellas -dijo haciendo que la otra chica solo bajara la mirada antes de quedarse pensando.
¿Estaban hablando de ellas mismas? Debe ser... pero de ser así, parece que ellas la han pasado muy mal. Tanto como yo... no, mucho más, eso es un hecho. Estas niñas, solo no puedo imaginarme por lo que han pasado por su cuenta, no teniendo a nadie antes de que Rapunzel, Eugene y Lance llegaran a sus vidas. Creo que, si antes lo entendía, ahora se me hacía más claro el porque Enfado solo quería apuñalarme.
Y hablando de ella, tal parece que llego a una resolución. Ya que antes de darme cuenta, estaba en frente de mí con arma en mano. Apuntándome con ella, mostrando un gesto que, en realidad, si parecía muy amenazante ¿Cómo podía hacer eso? ¡Yo he intentado parecer amenazante por meses y todo lo que logro es una mueca que parece más rabieta que cualquier otra cosa!
Kiera: Solo preguntare una vez, y más te vale ser honesto al respecto. Tienes que ver con el hombre lobo ¿sí o no? -pregunto en lo que yo solo trague grueso antes de responder con cuidado.
Varian: No. Y de ser honesto, como tu quieres que hable, estoy seguro de que eso del hombre lobo solo son puros inventos de esa capitana Creighton -dije con seriedad- ¿Quién en todos los siete reinos, por mucho que usáramos la imaginación, podría ser un hombre lobo? -pregunte solo para ahora tener a Roja viéndome fijamente a los ojos.
¡¿Cuándo se acerco si quiera?! ¡Estas dos eran demasiado sigilosas para su propio bien!
Catalina: ... Se nota que nunca has salido de aquí, de la civilización, de la modernidad... no tienes ni idea de los monstruos que este mundo puede crear -declaro en lo que yo solo aparte la mirada ante ese comentario.
Varian: Obviamente Lance y Eugene no les han contado qué pasó con el otro consejero real -dije solo para sentir la mirada de ambas. Que parecía más de curiosidad que cualquier otra cosa.
Catalina: ¿De que estás...?
Kiera: Olvídalo Roja, podríamos pasar la noche entera discutiendo, y no llegaríamos a ningún lado. Hablamos en idiomas diferentes, no, más bien diría que vivimos en mundos diferentes -dijo antes de, de un movimiento, hacer un par de cortes, liberándome de mis ataduras.
Varian: Yo... Gracias -dije mientras me sobaba las muñecas- escuchen, yo...
Kiera: Ahórratelo, esto no cambia nada -dijo antes de darme la espalda- solo desistiré de mis intenciones por ahora al darte una oportunidad por insistencia de Roja, pero esto no significa que nos agrades. De ser por mí, te haría ir y obligarte a besarle los pies a todas las personas de este reino a las que lastimaste o pusiste en peligro antes de siquiera pensar en llevarme bien contigo.
Y ante esa declaración, todo lo que hice fue suspirar mientras observaba a la niña salir de la habitación, quedando solos la de cabello rojo y yo. Dejándonos en lo que podría decir que era un silencio incomodo, el cual no duro mucho al ella decir una frase que me extraño.
Catalina: Lamento todo esto, en lo personal, yo no siquiera quiero estar aquí... solo, perdónanos. Y en especial, me disculpo por buscar tener la salida fácil a través de ti -dijo antes de seguirle el paso a su hermana.
Mientras que yo, solo no pude evitar el hacer otra cosa que no fuera abrazarme a mi mismo. No entendía a que se refería Roja con eso último, pero no me importaba. En este momento todo lo que quería hacer era gritar, seguir llorando, incluso solo recostarme en la cama y dejar que el sueño me ganara, aunque era más probable que solo me quedara viendo al techo hasta que saliera el sol.
Pero no podía hacerlo, todo lo que hice fue quedarme allí sentado, inmóvil. Sin saber cómo sentirme con esto que acaba de pasar. Genial, otro trauma a la lista. No sabía siquiera cuanto tiempo había pasado, es más, ni siquiera me percate de si era de noche aún o si ya amaneció. Estaba en trance. O lo estuve, hasta que sentí una mano cálida en mi hombro.
Eugene: Hola copetito ¿problemas para dormir? -me pregunto con una sonrisa cansada- verás, me toco trabajar hasta tarde y no tengo sueño. Así que cuando te vi despierto pensé podríamos ir a caminar o algo, es decir, apenas es la una de la mañana, aparte de que quería devolverte a estos dos -señalando a Ruddiger y a Pascal- pero... ¿está todo bien? -pregunto en lo yo solo lo vi fijamente antes de solo quedarme abrazado a él.
Varian: No... nada está bien... -dije sin evitar lagrimear de nuevo. Solo para sentir como dos brazos fuertes y cálidos me rodeaban.
Eugene: Tsh, tranquilo, ya paso, ya paso... -escuche como susurraba en mi oreja mientras me hacía círculos en la espalda- no preguntare que sucede, pero solo... respira hondo ¿ok Copetito? Solo intenta imitarme -dijo en lo que yo solo hice lo que me pidió, logrando que mis gimoteos se calmaran luego de unas cuantas respiraciones.
Varian: Gracias.
Eugene: Para estoy aquí -me dijo antes alborotarme el cabello- ¿mala noche?
Varian: ... Por decir poco.
Eugene: ¿Me quieres decir? -pregunto en lo que yo solo negué- muy bien, supongo que entonces me iré, ya que asumo que quieres estar solo... -me dijo a la vez que yo no pude evitar reaccionar por instinto y tomar la manga de su camisa tal cual niño pequeño preso del pánico.
Varian: ¡No! -dije antes de que mis mejillas se sonrojaran de la pena- solo... ¿puedes quedarte aquí hasta que me duerma? ... ¿por favor? -pregunte en lo que el solo se rio antes de acomodarse para acostarse conmigo en la cama, acomodándome para quedar yo encima suyo, usando su cuerpo como colchón.
(Algo así)
Eugene: Creo que es la quinta vez que me pides que me quede desde que tuvimos esa charla en las minas. Si esto sigue así, tendré que mudarme aquí -dijo divertido en lo los dos animales se acomodaban con nosotros, antes de percatarse de mi expresión- Varian...
Varian: Perdón por molestarte con esto, te prometo que será la ultima vez, yo...
Eugene: Detente -declaro con seriedad antes de comenzar a acariciar mi cabello- no debes disculparte. Varian, eres solo un niño. Y has pasado por mucho tu solo, al menos déjame ayudarte a dormir, al menos... déjame tratar de que al menos por unos momentos, solo seas un niño -me dijo antes de parecer suspirar pesadamente- ... ¿te gustaría que te cante de nuevo?
Varian: ... Si, por favor -dije antes de solo cerrar los ojos y dejarme llevar por la canción. Que, aunque Eugene insistiera en decir que de hecho odia cantar, en realidad tenía una linda voz. Y sería tonto sino la aprovechara cuando el mismo se ofrece a cantarme.
Se que lo hace solo porque desde hace un tiempo me ha estado viendo como si tuviera una edad mucho menor a la que tengo en realidad. Pero lo cierto, es que no me importa. Era una canción que todo el mundo se sabe, pero a pesar de todo, no le quitaba lo significativa ni lo hermosa. Para cuando la canción acabo, yo ya estaba profundamente dormido. Y como era cada vez que Eugene se quedaba conmigo y me cantaba... sin pesadillas.
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--- Canción de cuna alemana (Ulrich Steier; Schla) ---
(Fin de la canción)
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(General Pov)
Kiera: Bueno, eso es todo. No parece estar siendo controlado, pero creo que sabemos de antemano de qué lado se pondrá Eugene si se entera de nuestras intenciones -dijo antes de alejarse de la habitación donde ahora ambos príncipes dormían profundamente, siendo seguida por su hermana.
Catalina: ... ¿De verdad estaremos bien? ¿Varian no dirá nada de lo que tratamos de hacer? -pregunto algo nerviosa en lo que la otra niña solo negó.
Kiera: No lo creo, Roja. Al parece, esta primera impresión hizo que tuviera miedo de nosotras, así como tu notaste que era igual a nosotras viendo sus ojos. Yo vi el miedo en sus ojos, del mismo modo que nosotras hemos tenido miedo de personas como el Barón, el nos teme... por eso no dirá nada, el miedo es perfecto para silenciar -dijo apretando sus puños con fuerza por malos recuerdos del pasado.
Sensación que su hermana compartió y por ello solo agacho la mirada mientras se sobaba el brazo con pesar. A lo cual la otra niña solo la abrazo.
Kiera: Descuida Roja, ya no viviremos con miedo, no más. No mientras yo este aquí, así como ese cretino tiene a Eugene, yo siempre estaré para ti -dijo a la vez que la pelirroja solo correspondió el abrazo sonriendo.
Catalina: Gracias, Enfado.
Kiera: Ahora vamos, tratemos de dormir. Con suerte, tendremos muchas noches como esta para el futuro, durmiendo en suaves camas con cálidas mantas y almohadas que parecen malvaviscos ¿no es eso mejor que la casa del árbol?
Catalina: Si... supongo -dijo antes de que ambas solo se soltaran y siguieran su camino a la habitación de invitados en la que residían.
Con cada una sumergida en sus propios pensamientos contradictorios respecto a como proceder con lo que cada una veía como el mayor problema a su parecer. Pero, de todos modos, lograron dormir bien.
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(Cassandra Pov)
Nada como un día soleado y una bella mañana para empezar la búsqueda de una bestia que para muchos es solo producto de las fantasías y pesadillas de las personas que buscan cualquier excusa para justificar el porque tienen miedo por las noches. Si, la cacería de un verdadero hombre lobo era un verdadero reto, algo que, si lograba completar, podría bastar para que se considerara una verdadera guerrera. Algo que he deseado desde el desafío de los valientes.
Pero también debía reconocer que era una competencia bastante reñida. Es verdad que teníamos el libro de licantropía que probablemente tanto la capitana Creighton como la tal Rose nos dejaron por sentirse confiadas, pero solo eso era prueba suficiente de que ambas parecieran confiar bastante en sus habilidades. Eran una pareja peligrosa, se notaba a simple vista. Mientras que yo tenía por compañero a...
Hugo: ¡Te digo que no es justo! Estaba regresando a mi habitación para al menos dormir un par de horas luego de pasar casi toda la noche en vela trabajando, cuando veo la puerta de la habitación de Varian abierta, me asomo para ver ¿y que encuentro? ¡Al desgraciado del rey interino durmiendo con Varian! ¡Al menos agradezco que estuvieran vestidos los dos, porque si no...!
Cassandra: ¿En serio? Ah, entonces tuviste suerte, ya que a veces Eugene acostumbra solo desnudarse mientras duerme -dije mientras sacaba brillo a una de mis dagas- se de lo que hablo, viaje con él por casi siete meses -revele sonriendo en lo que el otro solo dejo caer su cabeza contra la mesa del café en el que nos encontrábamos.
Si, a mi me toca hacer equipo con el alquimista desesperado que por alguna razón ahora toleramos y hasta hacemos trabajar para nosotros. Pero ni modo, su talento alquímico no se puede negar, y con Varian teniendo restricciones para siquiera tocar un solo compuesto químico... bueno, supongo que peor es nada. Y en realidad me entendía bien con el rubio, cuando el tema no era el hermano menor de Rapunzel.
Hugo: ¿Cómo puedes estar tan tranquila al respecto? ¡Hasta donde sabemos, tu dichoso príncipe que hace de rey interino podría estar siéndole infiel!
Cassandra: Créeme, si eso pasara, en realidad me convendría más de lo que crees. Así que deja de decir tonterías y concéntrate -dije en lo que él solo hizo un puchero antes de suspirar, en lo que yo deje el pesado libro sobre la mesa- me pase la noche entera leyendo esto, y según lo aquí escrito, la marca de lobo es la clave de todo.
Hugo: ¿Marca de lobo? -pregunto mientras ojeaba la pagina que hablaba sobre esta.
Cassandra: Se llama ¨Marca de lobo¨. Según el libro, un hombre lobo, en su forma humana, tiene unas manchas azules en forma de huella alrededor de sus manos, brazos o rostro. Ya Hobson comenzó a hacer movimientos al respecto, usando un obligatorio examen de salud auspiciando por el médico del castillo para todos los habitantes de la isla capital, como excusa para inspeccionar brazos y rostros.
Hugo: Ese es un movimiento inteligente. Y según lo que sabemos, otra pista que tenemos es que, según Creighton, la maldición cae en alguien que tenga ira acumulada -menciono mientras se ajustaba las gafas- eso no debería ser tan problemático ¿no se supone que todos en este reino son conocidos por ser empalagosamente dulces y afectivos? -pregunto cruzado de brazos, haciéndome soltar una risa algo seca.
Cassandra: Juraría que eso es algo que diría Rapunzel, aunque algo más optimista -dije antes de ponerme seria- pero como alguien que vive aquí, te digo que las apariencias engañan.
Siendo en ese momento que señale algunos hechos como la señora Crowley quejándose con la dueña de la florería por darle el tipo equivocado de flores, a Pedro y a Stan en una de sus típicas riñas y a un par de nobles burlarse de Ulf. Si, tal vez tuviéramos reputación de ser amistosos, pero eso no significa que no seamos como cualquier otra persona con defectos.
Hugo: ... Ya veo. Creo que esto será algo más difícil de lo que pensamos. Al menos cuando las falsas pruebas de salud acaben en el castillo, tendremos una larga lista que acortara nuestro rango de búsqueda.
Cassandra: Así es, pero solo de la isla capital. Por eso, hasta que esa lista este hecha, nuestro trabajo será buscar actividad sospechosa en las aldeas a las afueras de la capital -dije para que luego ambo soltáramos un suspiro simultaneo al llegar a la misma conclusión, nos iba a tomar bastante tiempo.
Y fue entonces que escuchamos una voz ya conocida a un lado nuestro.
Creighton: Hoy abra luna llena -dijo con una sonrisa confiada- yo ya tengo a Rose vigilando el área donde sabemos que aparecerá. Pero, de todos modos, será mejor que encuentren a su hombre lobo, antes de que nosotras lo hagamos -declaro soltando una carcajada que nos hizo a ambos fruncir el ceño por lo desagradable que sonó.
Cassandra: Puede que la tenga en alta estima, pero ni crea que me voy a quedar de brazos cruzados, me va a oír -dije estando a punto de ser interrumpida por otra persona.
Nadie más que el hombre más amado y querido de Corona, todos tenían en alta estima a este señor (excepto a Rapunzel, lo cual era mutuo en el caso de ellos dos). Ni más ni menos que el tío Monty.
Monty: Ah, disculpa, lamento la molestia ¿pequeña Cassie? -me pregunto con un tono cariñoso que me hizo rodar los ojos, ese apodo me lo dio desde que papá me dejaba ir sola a la tienda de dulces, y aun hasta la fecha me sigue llamando así.
Cassandra: No, está bien ¿Qué ocurre? ¿La cabra de pequeñín volvió a causar destrozos? Porque ya sabes que hacer en ese caso, quita la campana -dije en lo que el solo rio apenado antes de negar.
Monty: No es nada de eso, pero gracias por el consejo... escucha, se que he tenido mis diferencias con la princesa Rapunzel, y en sí, con la monarquía de nuestro amado reino por un tiempo. Pero quiero darte algo, una pequeña muestra de mi aprecio por todo lo que tu y el príncipe Eugene han estado haciendo por nuestro reino. Y no te confundas, cuando la princesa vuelva, me disculpare con ella como se debe -declaro antes de dejar un plato sobre la mesa- en fin, pensé en traerle un aperitivo. Está hecho con regaliz.
Cassandra: Justo mi dulce favorito, gracias, tío Monty -dije antes de notar algo que me hizo desubicarme del todo, debía actuar rápido- pero en realidad, no me gusta el regaliz.
Monty: ¿Qué? Eso no es verdad, a ti te encanta. Lo has pedido desde que fuiste a mi tienda por primera vez -dijo confundido en lo que yo procedí a empujarlo devuelta al interior de su tienda que estaba cerca.
Cassandra: Pues sí, hasta que me di cuenta de que, en realidad, a nadie le gusta el regaliz, tío Monty. Ya no soy la niña pequeña de antes, ya crecí, y tengo gustos diferentes ahora. Con decirte que actualmente prefiero las compotas de frutos rojos -dije empujándolo hacia el interior de su tienda.
Monty: Oh... es más de Bayangor ese postre ¡pero que rayos! Si la pequeña Cassie quiere compota de frutos rojos, pues compota de frutos rojos tendrá ¡me pondré a trabajar de inmediato!
Cassandra: Si, has eso -dije para luego cerrar la puerta de golpe.
Momento en que decidí ver si ella seguía observando, pero no estaba allí. La capitana se estaba retirando, y siguiéndola, había varios aldeanos con picos, horquillas y antorchas. Vaya que confían en la corona, les entro por un oído lo de que el hombre lobo eran solo tonterías para que luego se les saliera por el otro. Aunque creo que la capitana tuvo que ver en eso.
Hugo: Muy bien. Ahora, explica porque rechazaste los dulces del hombre más amado del reino ¿y que a nadie le gusta el regaliz? ¡nadie es tan amargo! -dijo mientras se terminaba de comer el aperitivo que Monty me había traído. Menudo descaro hay que tener para hacer eso.
Cassandra: La marca -dije sin más antes de señalar la tienda de dulces.
Hugo: ¿La marca?... No, no hay manera ¿el tío Monty, un hombre lobo? -pregunto con burla- ¡vamos, no puede ser! -dijo antes de tratar de controlar sus ganas de reír al ver mi cara- perdón, pero es que... lo sabes, es imposible.
Cassandra: Bueno, antes de que declarara a todo el reino que odia a Rapunzel, nunca pensé que el tío Monty fuera capaz de odiar a alguien. Y ni hablemos de que al parecer tiene un tiro al blanco con uno de los carteles de traición de Varian allí adentro.
Hugo: ¿Qué? ¿de verdad? -pregunto antes de pegar su cara contra el cristal de la tienda.
Cassandra: El punto es... por muy difícil que sea de creer, tal vez el tío Monty tenga un lado oscuro.
Hugo: ¡Es verdad! ¡Allí lo tiene! ¡Y esta lleno de dardos! -dijo con indignación antes de verme y asentir varias veces- ¡tiene un lado oscuro! ¡definitivamente lo tiene!
Y ante tanta energía repentina, claro que le di un coscorrón para que se calmara.
Cassandra: Además, el tiene la marca en la parte baja de la papada, yo la vi -dije con seriedad- creo que, sin querer, hemos encontrado a nuestro hombre lobo. Pero debemos estar seguros, Monty es la persona más amada del reino, si algo le pasa.
Hugo: Toda troya ardera, será un asunto difícil de esconder bajo la alfombra. Las desventajas de tener que lidiar con una figura pública. Se de lo que hablo -dijo antes de encogerse de hombros- eso claro, si ustedes decidieron que la solución a este problema sea la palabra de cinco letras que empieza con ¨M¨.
Cassandra: Si tenemos suerte, no será necesario... aunque me pregunto si Raps se enfadaría con esto o tal vez hasta se alegre... No, Cassandra mala -dije antes de reordenar mis pensamientos- primero lo primero, debemos investigar esto. Y para ello, nos quedaremos aquí todo el día de ser necesario.
Hugo: No creo que tome tanto tiempo.
(8 horas después)
Hugo: No puedo creerlo, si hablabas en serio -dijo del todo irritado y cansado antes de que una mano pesada se posara sobre su hombro.
Lance: Mira el lado bueno de esto ¡estoy aquí con ustedes! -exclamo sonriendo tras recalcar que durante la vigilancia se unió, antes de que Hugo se alejara de él como si fuera la peste.
Hugo: ¡Aléjate de mí, cochino, sucio!
Lance: El burro hablando de orejas, para que sepas, leí tu diario.
Hugo: ¡¿Qué tú que?!
No hace falta decir que ninguno de los dos pudo seguir con su discusión antes de que ambos acabaran con la cabeza enterrada en el suelo, cortesía de un par de puñetazos simultáneos bien dados por mi persona. Aunque luego mi mano herida dolió horrores, peor valió la pena.
Cassandra: ¡Dejen las payasadas! ¿Quieren que nos descubra? -susurre fastidiada antes de escuchar una campana, siendo allí que me percate de que el tío Monty ya parecía estar yéndose a casa- tal parece que es la hora de cierre, y a esta hora... solo nos queda esperar lo peor... debemos seguirlo.
Pero antes de que pudiera hacer reaccionar a tonto y super tonto. Es que vi que el viejo dueño de la tienda dulcera estaba yendo a casa mucho más rápido de lo que normalmente lo hacía.
Cassandra: No será que... ¡diablos, se dio cuenta de nosotros! ¡Esta huyendo!
De allí solo puedo decir que lo que siguió, fue la persecución más extraña en la que he estado. Empezando con que estábamos persiguiendo a un hombre que era conocido por ser la persona más pacifica y tranquila de todas. Pero tal como Rapunzel, parece que con esta experiencia puedo decir que los amables, pueden ser los más peligrosos.
Ya que literalmente nos dio con todo. Dulces de canela, dulces ácidos y hasta chicles. Siendo estos últimos la razón por la que Lance, y el caballo en el que estaban, acabaran siendo derribados. Pero luego, para mi ira, llegando al punto de que tome nota mental de castigar a Lance más tarde, es que note que la verdadera razón por la que él cayo de su caballo, fue para comerse los chicles que ahora estaban en el suelo.
Lance: ¡Cuenten mi historia! -grito en lo que Fidella, Hugo y yo lo rebasábamos mientras que por su parte se quedo comiendo dulces.
Hugo: Cassandra, te digo esto de antemano porque te estimo. Si no lo castigas cuando regresemos al castillo, lo haré yo.
Cassandra: Sabes, si quieres puedes hacerlo. Yo lo he hecho tantas veces que últimamente se ha vuelto algo aburrido y hasta tedioso. Por cierto, lo acabamos de rebasar -dije para luego detener a Fidella justo en frente del carruaje de tío Monty.
Quien no parecía poder creer lo que estaba pasando.
Monty: ¡¿Qué?! ¿Pero cómo? ¿La pequeña Cassie? -pregunto sorprendido- ¡¿Pero que pasa con ustedes?!
Cassandra: Ya déjate de juegos, Monty. Sabemos tu secreto, así que deja de resistirte y entrégate pacíficamente -dije estando en mi modo guardia, a la vez que Monty reacciono del modo en que esperaba. Como culpable que solo quiere poner fin a todo de una vez.
Monty: ¡Está bien! ¡Está bien, de acuerdo! ¡Encontré muchos regalices añejos en mi bodega! ¡Solo trataba de deshacerme de ellos! -confeso alterado- ¡enciérrenme! ¡esta mal! ¡sé que estaba mal!
Cassandra: No, espera ¿Qué? -pregunte confundida- no, yo hablaba de...
Hugo: ¡Con que por eso acabe encerrado en la letrina como una hora luego de comer sus condenados dulces! -me interrumpió indignado- ¡casi muero de disentería, condenado viejo!
Cassandra: Oye ¿no estas exagerando? Además, nosotros no...
Monty: No puedo creerlo ¿de verdad? -pregunto impactado- ¿Cómo puedo llamarme a mi mismo un dulcero si no me importa hacer esa clase de daño a mis clientes? Suelo revisar la calidad de las cosas, y ni loco vendería algo rancio, pero hoy... todo este tiempo pensé que hacia buenos dulces ¡al rey Frederick le gustaron mis dulces! ¡al cardenal de la iglesia le gustan también! Pero nada de eso importa ya... porque puse en riesgo la vida de un cliente -se expreso cayendo de rodillas.
Cassandra: Ok, esto ya paso lo absurdo. Hugo, arregla esto.
Hugo: ¿Qué debo arreglar? Yo no debo hacer nada, no me importa. Él está muerto para mí -dijo haciéndose el dramático.
Y claro que mi respuesta fue dar dos golpes seguidos. Dejando dos cabezas con un chichón y dos cuerpos tendidos en el suelo.
Hugo: ¡No a la violencia!
Monty: ¿Por qué me pegas a mi también?
Cassandra: ¡Porque todos ustedes me sacan de quicio! -dije sin culpa alguna- y no tío Monty. Primero, esta cabeza hueca no corrió peligro de muerte ni nada que se le parezca por el regaliz rancio, solo le dio dolor de estómago. Y ni siquiera estamos aquí por eso... sino por lo de la maldición del hombre lobo -dije en lo que ambos se ponían de pie.
Monty: ¿La maldición del...? ¡Espera! Pensé que el príncipe Eugene dijo que no había lobo. Debí saber que no era cierto -dijo molesto- y adivino ¿creen que yo soy el hombre lobo?
Cassandra: No quiero creerlo, pero la marca no miente -dije señalando la mancha con forma de pata de lobo en el cuello del hombre. Quien solo se froto dicha parte extrañado.
Monty: Pues en este caso si lo hizo. ¿Esto? Esto es pintura, de cuando fui en la mañana del día anterior a ayudar con la reconstrucción de Corona Antigua -dijo mostrando que, de hecho, la marca del lobo era solo pintura azul.
Hugo: ¿De verdad fue a ayudar sabiendo que no habría remuneración alguna? Que tonto -dijo haciendo que el hombre mayor frunciera el ceño- sin ofender.
Monty: Tranquilo, no ofende, es normal que alguien que no es de Corona lo entienda. O alguien que no respete las viejas tradiciones ¿no es así, Cassie?
Uno de los principios de Corona. Ayuda a tu prójimo, todos los hijos del sol deben permanecer unidos contra este mundo de sombras que esta en nuestra contra. Si, era una de las así llamadas viejas reglas que forman parte de las viejas costumbres del reino. Todo el que se llamara un orgulloso habitante de Corona, sabía cosas como esta.
Cassandra: Supongo que sí... pero no lo entiendo ¿Por qué huías de nosotros?
Monty: Pues, tres tipos salieron de la nada y me persiguieron ¿Qué hubieran hecho ustedes?
Lance: Pues, el hombre tiene un punto -dijo mientras hacia una burbuja de chicle en lo que ambos tuvimos que darle la razón.
Esperen un...
Cassandra y Hugo: ¡¿Tu cuando llegaste?! -preguntamos en lo que él grandulón solo se encogió de hombros.
Monty: ¡Además! -nos llamó la atención- Si yo fuera el lobo ¿no debería de estar saliéndome garras y pelo ahora? -dijo mostrando el hecho de que la luna llena ya estaba en lo alto del cielo.
... Muffins.
Cassandra: Oh no, la luna llena -dije solo para que a lo lejos se escuchara un aullido y varios gritos provenientes de la misma dirección en la que estaba Corona Antigua.
... Muffins dobles.
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(Eugene Pov)
Se suponía que esto iba a ser sencillo. Luego de un día de papeleo, en el cual Varian se brinco su intento diario de convertirse en el aprendiz de Edmund, para quedarse pegado a mi como un gorrión sin plumas a su madre. Y no solo eso, literalmente si iba a alguna parte del castillo, el estaba detrás de mí como patito perdido. Debía decir que era algo lindo, pero también me preocupaba ¿exactamente que paso anoche para que se pusiera de este modo?
De todos modos, aunque en realidad, ame pasar el día con el niño, lo cierto es que no me gustaba esa mirada de falsas sonrisas que me estuvo dando. Por eso, es que decidí tomar un rato libre para llevar a Varian al nuevo Corona Antiguo, claro, siendo escoltado por el capitán y algunos guardias ya que dios nos libre si el ¨rey¨ viaja sin protección fuera del castillo. De cualquier modo, pensaba que ir de paseo al que solía ser el pueblo donde se crio, pero renovado, animaría al niño, mejorando así su humor.
Y al principio fue justo así, llegamos al pueblo, el chico se impresiono con todas las nuevas construcciones y diseños arquitectónicos. Hasta dio algunas sugerencias a los constructores respectos a los toques finales de algunas estructuras y sobre como tratar la tierra para que los agricultores pudieran sembrar apenas llegaran. Se notaba que la estaba pasando bien. Tanto que ninguno de los dos nos dimos cuenta de cuanto tiempo paso hasta que la luna se dejo ver en lo alto del cielo.
Siendo entonces que todo se fue al diablo.
Eugene: ¡Capitán, mueva a sus hombres, ayude a los civiles a huir de aquí!
Capitán: ¡Ya escucharon hombres, no somos muchos, pero somos machos! ¡Adelante! -ordeno llevando a sus hombres a ayudar a las personas que trataban de escapar de la bestia.
Eugene: ¡Varian! ¡Tú quédate detrás de mí! -dije tomando al chico y colocándolo tras mi espalda.
Varian: ¿Qué pasa? ¿Qué sucede? -pregunto a la vez que a ambos se nos dificultaba ver por el hecho de que, por alguna razón, una densa neblina se mostro en medio pueblo.
Pero aun con eso, ambos solo pudimos ver con terror el como una imponente figura que fácilmente nos doblaba el tamaño a los dos se acercaba a nosotros a paso lento y seguro. Ojos grandes para vernos mejor, orejas grandes para oírnos mejor, y una boca grande... para comernos mejor.
El hombre lobo estaba ante nosotros, y no parecía para nada domesticado.
Eugene: Varian, espero que ahora si creas en todo esto... y de paso, recuérdame que cuando volvamos al castillo me recuerde de revisar las leyes sobre mascotas en Corona Antigua, y muy posiblemente reforzarlas -dije en lo que sentí como apretaban mi brazo con fuerza.
Varian: ... Hecho -dijo mientras que el lobo seguía avanzando.
Solo para detener su marcha cuando una flecha paso justo frente a su cara, clavándose en un barril cercano. Esta había sido lanzada por nadie más que la capitana Creighton. Quien, sin perder el tiempo, no dejo de disparar al monstruo que solo esquivo todos los disparos de la ballesta hasta perderse de vista.
Pero lo que, si no espere, fue que Varian decidiera dar un paso al frente.
Varian: Eugene, tu encárgate de la capitana... yo me ocupo de atraparlo.
... ¿Qué?
Eugene: Okey niño, ese fue un buen chiste. Pero hablando en serio, si alguien ira tras esa cosa, seré yo, tu busca un lugar seguro.
Varian: ¡No puedo dejar esto así! ¿Qué pasa si esto es culpa mía también? -pregunto haciéndome arquear una ceja.
Eugene: ¿Disculpa?
Varian: Mi suero, tal vez quedo un poco en los restos de mi casa. Y como vimos, no solo afecta a Ruddiger, sino que a otros animales también, Pascal es la prueba de eso... ¿Qué tal si no es nada más que un lobo que bebió mi compuesto por error? ¡Si esto es mi culpa, debo enmendarlo!
Eugene: ¡Varian! ¡No todo lo malo que pasa es tu culpa!
Varian: ¡El monstruo apareció en Corona Antigua, es mi culpa por donde sea que lo vea! ¡por eso debo encargarme de esto! -dijo mostrándome algo antes de salir corriendo.
Siendo ese algo las esferas alquímicas de trampas pegajosas que Hugo hizo para toda la guardia y para mi y Cassandra. Esperen ¡esas son las mías! ¿Cuándo...? Okey, ahora mismo no se si sentirme enfadado u orgulloso de él ¡pero eso no quita que si no lo sigo podría pasarle algo! ¡Juro que cuando le ponga las manos encima le daré unas nalgadas que no podrá sentarse por el dolor al menos por una hora!
Eugene: ¡Varian, espera! -dije antes de que una flecha pasara delante de mío. Cortesía de una embravecida Creighton que venia corriendo hacia mi con cara de pocos amigos. Oh, amiga, créeme que me estas buscando para pelear en mal momento, ahora no estoy de humor para apenas nada.
Creighton: ¡AAAAAAAAAAHHH!
Eugene: ¡AAAAAAAHHH! -gritamos antes de chocar nuestras armas, siendo en ese momento que no pude evitar burlarme un poco- oh, vaya ¡muy mal, capitana! Un consejo gratis, nunca traiga una ballesta a una pelea entre espadas -dije antes de desarmarla fácilmente- bueno, quizás no sea una sartén, pero no hay nada como un clásico para hacer el trabajo.
Creighton: ¡Uh! ¡No es justo! -dijo antes de solo verme molesta y prepararse para gritar- ¡ROSE!
... Mierda, me olvide de ella.
Antes de que siquiera pudiera darme prepararme para interceptar cualquier ataque que proviniera de ella, todo lo que vi fue como en la niebla comenzó a haber movimiento. Derecha, izquierda, delante, atrás... derecha, izquierda, detrás, adelante... izquierda adelante, detrás, derecha... juro que nunca la vi acercarse hasta que sentí ese rodillazo que me saco el aire del estómago.
Eugene: ... ¿En qué... momento...?
Pero su ataque no termino allí. Primero me desarmo, y de allí en cosa de segundos, me uso como saco de boxeo, guardando sus cuchillas y golpeándome lo más rápido que pudo en un minuto antes de solo dejarme caer al suelo hecho nada más que un cuerpo adolorido y magullado en donde hace nada había un apuesto rey interino listo para la pelea. Y como si no fuera lo bastante humillante ya, no me permitió levantar ya que puso su pie sobre mi pecho.
Rose: Me parece que te lo había advertido, te dije que, si no nos ayudabas, entonces eras nuestro enemigo... en guerra avisada no muere soldado, y aun así... -dijo con seriedad antes de que las lagrimas cayeran de su rostro- ¡¿Qué estás haciendo aquí, hermano mayor Eugene?! ¡Yo no quería lastimarte! ¡¿Por qué no te quedaste al margen si no pensabas ayudarnos?!
... A pesar de todo, nada ha cambiado entre nosotros. Yo no he cambiado en realidad, y ella tampoco lo ha hecho. Lo único diferente entre nosotros es la edad, pero aparte de eso, ella sigue siendo esa niña que finge frialdad y disciplina, pero que luego se pone a llorar si lastima a alguien que le importa.
Rose: Por favor, hermano mayor Eugene, no te levantes. Déjanos encargarnos de esto, no quiero estar obligarte a lastimarte más, por favor, no me obligues. ¡Estamos del mismo lado, solo queremos lo mejor para la gente de este reino! ¡buscamos protegerlos!
Creighton: ¡Rose! ¡Deja las tonterías! -dijo mientras recuperaba su ballesta- da igual lo que digamos, no nos escucharan. Todo por el simple hecho de que, aunque creamos estar haciendo lo correcto, si no es acorde a sus intereses, nos verán como enemigos sin importar que. Es como un globo queriendo abrazar un cactus, por mucho afecto y simpatía que se tengan, al final la destrucción y derrota de uno es inevitable... -dijo antes de cargar su arma- solo debemos encargarnos de ser el cactus, y estaremos bien.
Rose: ... Si, capitana.
Creighton: Pues entonces vamos, tenemos un hombre lobo que cazar -declaro antes de seguir su camino, a la vez que Rose solo quito su pie antes de que su mascota apareciera y se colocara encima mío.
Rose: Juniper, cuídalo -dijo a la vez que la zorra roja solo hizo un sonido afirmativo mientras movía la cola- hermano mayor... por favor no me odies, sabes que hago esto nada más porque así me gano la vida. Familia, religión, amistad... esos son los tres demonios que debes liquidar si se interponen en tu camino profesional... de lo poco que aprendí de esa vida pasada -declaro antes de negar- cuando todo esto termine... tomemos un trago, y pongámonos al día... solo, sin rencores.
Y tras esa declaración, solo se fue. A la vez que yo solo pude respirar profundamente en lo que esperaba que el dolor no fuera tan molesto, al menos lo suficiente como para ponerme de pie. Pero hasta entonces, todo lo que puedo hacer es ver la luna llena y sentir el calor de la bola de pelos que decidió tomar mi estomago como almohada para quedarse dormida.
... Así que esto es lo que has hecho con tu vida. No puedo juzgarte, porque cuando Lance y yo te rescatamos de ese pasado, fue bajo la condición de que vivieras como mejor te pareciera... a fin de cuentas, cuando se trata de olvidar tu tiempo como una esclava o esclavo, cualquier vida que elijas era mejor a la anterior.
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(Varian Pov)
Se que, si Eugene me pone las manos encima, nadie me salvará del castigo que me dará. Pero no me arrepiento de haberme ido por mi cuenta, ni tampoco de robar esas esferas alquímicas que Hugo hizo para Eugene. Lo estuve pensando todo el día, pero tras analizarlo detenidamente, es que llegué a la conclusión de que tal vez... Enfado no estaba tan equivocada al sospechar sobre mí por lo del ¨hombre lobo¨.
Tal cosa como un licántropo era simplemente imposible. Pero, por el contrario, un lobo o tal vez solo un perro grande que por error haya metido sus narices en lo que quedaba de mi laboratorio en Corona Antigua en busca de comida, y en lugar de eso, acabara bebiendo del mismo compuesto que hice para cometer... ese pecado... eso si suena más factible.
Así como el hecho de pensar que todo era culpa mía, eso también tenía sentido. Es decir, todo lo malo que no tuviera que ver directamente con las rocas negras en este reino era solo causa mía. Y al verlo, es que lo confirme, esa cosa fue creación mía, debía serlo... y por eso, era mi deber arreglar esto... así los rebaños del reino estarían seguros, la gente ya no tendría miedo, y tal vez... esas dos niñas desistan de querer matarme.
Pero... solo hay un problema.
Varian: No se porque... algo me dice que pasé de ser el perseguidor, al perseguido -dije ya adentrado en una parte del bosque que, en lo personal, parecía bastante tenebrosa.
Y no ayudaban los dos brillantes ojos rojos que se estaban acercando detrás de mí. Pero antes de que pudiera arrojar algunas de las esferas que había robado, acabe tropezándome detrás de una roca. A la vez que el lobo aprovecho para, de un salto, aparecer delante de mí, parado sobre sus dos patas con la luna brillando de fondo. Rayos... sí que era enorme.
Varian: Solo diré que... en verdad tienes dientes muy grandes -dije sonriendo con incomodidad mientras buscaba que mi cuerpo superara la parálisis que tenia por el miedo para poder atraparlo con las esferas alquímicas.
Pero admito que eso se estaba volviendo una misión imposible cuando el animal comenzó a olisquearme de pies a cabeza, de paso dejando caer su baba sobre mi cara. Yo ya estaba listo para rezar a Dios, aun cuando soy ateo, cuando vi algo que hizo que la curiosidad superara mi miedo rápidamente.
Llegando al punto de apartar el pelaje del lobo con tal de comprobarlo, y en efecto, allí estaba, ese mismo objeto que había visto solo un par de veces antes, el día anterior y la madrugada de este día, justo en el cuello de cierta niña... no, es imposible. Pero el hecho de que el lobo huyera cuando pareció percatarse de que su identidad había sido descubierta solo me confirmo.... este imposible.
Varian: No, no puede ser... ¿Roja?